lunes, 31 de julio de 2017

Escocia un paseo desde las Lowlands a las Highlands

 En esta nueva aventura queremos compartir con vosotros algunos posts sobre nuestro viaje a Escocia y mostraros un país lleno de historia y belleza que cuenta con algunas peculiaridades que nos han hecho disfrutar de un paseo realmente espectacular, esperamos que os guste.
Aquí se mezcla el adusto sabor de la piedra mojada con un verde intenso que marca tu devenir diario, sus angostas carreteras y sus singulares paisajes te transportan a un lugar dónde lo mítico convive con la realidad diaria. Es una experiencia muy recomendable que os animamos a disfrutar.
 Empezamos en Stirling, la cuna de William Wallace y Robert Bruce que construyeron con sus acciones una identidad propia para estas tierras del norte de las Islas Británicas. Es una pequeña ciudad con un gran encanto dónde el visitante se siente acogido con simpatía y amabilidad  que te permite situarte en un entorno acogedor.

 El monumento nacional a William Wallace, es una torre del siglo XVIII, dónde se mezclan elementos históricos y el devenir de los héroes escoceses que tiene un interés relativo pero que muestra unas vistas del valle del Forth y del campo de batalla de Stirling Brigde que justifican su visita.

 

 Estas imágenes muestran el gran meandro de Forth a su paso por la localidad se pueden observar los campos de batalla de Stirling Brigde, dónde Wallace venció a los ingleses en 1297 y la explanada de Bannockburn donde Robert Bruce consolidó la independencia de Escocia en 1314. Por estos hechos la comarca se considera una zona de orgullo nacional para los escoceses ya que ambos personajes consolidaron un sentimiento de identidad que aún hoy perdura en esta zona.

 
El castillo se alza majestuoso sobre una de las colinas dominando el valle y si bien resulta un edificio imponente, el tratamiento histórico generalizado se basa en reconstrucciones modernas que no aportan un gran interés para los historiadores si bien dan al visitante muchas pistas sobre la vida cotidiana de los diferentes grupos sociales. El entorno del castillo merece una visita tranquila ya que el emplazamiento es realmente espectacular. Los precios son altos y conviene adquirir una tarjeta para los edificios públicos que se amortiza en pocas visitas. No obstante, una cantidad de edificios históricos son privados y se debe pagar por visitarlos, en la mayoría de los casos te facilitan una audio guía en castellano.

 En los alrededores está el castillo de Doune, uno de los fortines escoceses del siglo XIV que mejor se conserva. En su día, fue un punto de reunión muy frecuentado por reyes y nobles. Tiene una gran importancia estratégica porque servía para controlar la ruta entre las Lowlands y las Highlands.
Muy cerca de Stirling está Dunblane, es un pueblo encantador con un precioso entorno que además es lugar de nacimiento del tenista Andy Murray, en su honor existe ese buzón dorado que se observa junto a la señal que conmemora su medalla de oro en los Juegos de 2012.
 Destaca su catedral con una magnífica factura gótica sobre los cimientos de una antigua iglesia normanda. Es singular la disposición del cementerio en su entorno, situación que se repite en toda Escocia y llama la atención su imponente interior dónde se conservan relieves celtas del siglo X. 


 Nuestro camino continua hacia el magnífico castillo de Aberdour que muestra esa síntesis entre la reconstrucción y el cuidado exhaustivo de sus dependencias y jardines con la conservación de las ruinas que le dan un sabor romántico a todos los edificios. Tiene un peculiar palomar que veíamos en la primera imagen y una preciosa iglesia normanda, la de St. Fillan.

 Llegamos al atractivo pueblo de Falkland, enclavado a la sombra de los montes Lomond en el corazón del Fife. Su palacio fue la casa de campo de los monarcas de la dinastía Estuardo. Es un espléndido edificio situado en un pueblo lleno de sabor. Un dato relevante para el viajero es que todas estas pequeñas localidades cuentan con aparcamientos gratuitos para poder dejar el coche, situación que facilita mucho el viaje.


 Nuestro viaje continua hasta la magnífica localidad pesquera de Crail, dónde se puede degustar una recién cogida langosta con vistas a la isla de May. Belleza y gastronomía se mezclan en este hermoso pueblecito.

 La etapa culmina con St. Andrews una localidad famosa por su universidad y el golf, pero que conserva unas ruinas realmente únicas por su cantidad y belleza singular. Los vestigios de su otrora grandiosa catedral son un lugar que resulta evocador y que permite un paseo muy agradable. Esta catedral fundada en 1160 no se consagró hasta 1318 conformándose como un importante núcleo de peregrinación hasta 1559, ya que se cree que fue fundada por San Régulo quien trajo las reliquias de San Andrés, patrón de Escocia. Su destrucción se debió a las guerras de religión tras la Reforma.

 El castillo de St Andrews fue la residencia de los obispos de la ciudad hasta que tras la ejecución de los reformistas protestantes en 1545 fue tomada por los sublevados que tomaron el castillo y resistieron en él hasta que fue destruido por la flota legitimista. 
 El entorno de la ciudad es una maravilla para el visitante y el paseo por sus calles permite trasladarte a otra época.

Las mágicas piedras de Clava Cairns que permiten un viaje en el tiempo en la serie Outlander, son realmente un lugar especial que desde hace 4000 años guardan los secretos de este lugar especial cerca de Inverness, claramente orientado al Solsticio de invierno.
A 10 kms al este de Inverness se encuentra el campo de Cullonden dónde se desarrolló la última gran batalla campal en tierras escocesas en 1746. Esta lucha supuso la derrota de Carlos Eduardo Estuardo y el final del sueño jacobita. Murieron 1200 highlanders, situación que conllevó el final del sistema de clanes y pronto sobrevinieron los horrores de los Clearances que implicaron el final de muchas tradiciones escocesas, hoy recuperadas.

Así llegamos a uno de esos lugares que siempre soñamos pisar: Inverness. Esta ciudad de oníricas referencias se asienta sobre el río Ness, en el norte de El Great Glen, gran falla que atraviesa Escocia en linea recta desde Fort Willian hasta Inverness. Los glaciares en la última Edad de Hielo labraron una profunda depresión en ella, rellenada por una sucesión de lagos: Linnhe, Lochy, Oich y Ness hoy unidos por un sistema de esclusas que es el Canal de Caledonia, belleza e ingeniería para una zona realmente única.

Rodeando el Ness nos encontramos las bellas ruinas del priorato de Beauly de 1230, encanto en arenisca roja.


Nuestro camino continua hacia Cannich y tras un carreterita de montaña llegas a las Dog Falls, una garganta con saltos de agua interesantes y que tras una pequeña subida te permite contemplar...
el famoso Glen Affric, lugar abrupto y de gran belleza. 


Entre frondosa vegetación y abruptas vías el camino termina en el deseado y anhelado Lago Ness, un lugar único pero que cuando uno conoce las Highlands no es el lago más impresionante. Su fama es merecida pero la belleza de estas tierras no hace sino sumar un lugar más a una zona realmente impresionante.
No encontramos a Nessi pero su reclamo nos atrajo a este lugar especial y magnífico. El viento tuvo su día y nuestra singladura nos permitió disfrutar de la fuerza de este magnético lago.
El lago cuenta con más atractivos como la fortaleza picta hoy convertida en el Castillo de Urquhart...
Su torre se encamara majestuosa sobre el lago y supone un momento de calma para los viajeros.
Otros hitos marcan el camino por estos 37 km de lago como las famosas esclusas de Fort Augustus que luego veremos. Hemos querido centrarnos en un lugar especial, la mítica taberna a los pies del lago dónde aún vive un personaje que a fecha de hoy persigue el sueño de Nessi y lo comparte con el viajero:

Dejamos Inverness y nos dirigimos por paisajes como éste a la joya de la corona, la espectacular Isla de Skye..
El camino impresiona por sus estampas inolvidables y también por unas carreteras y sus peculiaridades que siempre quedarán en el recuerdo. 
Aquí se comprueba que llegar a los lugares más bellos supone esfuerzo y tenacidad, fijaros en el firme y en el ancho de vía de las obras no hablamos.

Sin embargo, el esfuerzo tiene su recompensa y los paisajes de Skye compensan con mucho el esfuerzo, pese a que las expectativas eran grandes, el resultado compensa no sólo por su belleza y grandiosidad sino por las lecciones de geomorfología que aprendimos aquí:

Esta Isla de la Nubes, como refleja su nombre noruego con reminiscencias vikingas, son 80 km de gran belleza con un mosaico de brezales aterciopelados, montes escarpados, lagos resplandecientes y acantilados espectaculares. Una síntesis de la grandeza y belleza de la naturaleza que es difícil de olvidar.


En los acantilados de Kilt Rock y las cataratas de Mealt Falls la belleza y fuerza local se dan la mano con la foránea.

Otra de las grandes referencias para los escoceses son los Montes Cuillin que majestuosos vigilan el sur de esta isla tan especial.
La isla cuenta también con localidades costeras como Portree dónde poder disfrutar de un reposo disfrutando de espléndidas vistas con ese sabor peculiar de la costa escocesa.

El camino continua por carreteras para disfrutar con todas sus peculiaridades y contemplar paisajes que quedarán para siempre en nuestra retina:

Lugares como The Storr jalonan el camino e invitan a pequeñas caminatas para disfrutar de un entorno genial y reposar en localidades como Uig:


Nuestro paseo por Skye culmina en un sugestivo atardecer en Kyleakin, bonito pueblo pesquero dónde ruinas históricas y naturaleza se unen para disfrutar de lugares bellos y acogedores:


Nuestro paseo continua y llegamos al bello pueblecito costero de Plockton que nos acerca 


a un lugar legendario, que el cine nos ha reproducido en varias ocasiones, el espectacular castillo de Eilean Donan, situado en un isla sobre el lago Duich. Resume en sus muros gran parte de la historia de Escocia, desde unos orígenes pictos para defenderse de los vikingos, a castillo del siglo XIII que será refugio de los patriotas escoceses en los siglos centrales de la edad media para pasar a ser un lugar en las luchas que desembocarán en la revuelta jacobita con una fugaz intervención española en 1719. Quedó en ruinas durante largo tiempo y en el siglo XX el clan Mcrae lo recuperó y restauró para disfrute de su familia como casa de verano que aún hoy utilizan. 


El castillo y su entorno son de una gran belleza merece por ello unas imágenes que os permitan situarlo y disfrutar de su indudable encanto.


para nosotros siempre será un recuerdo inolvidable de nuestro periplo escocés.


En Fort Augustus, el sistema de esclusas resulta muy interesante: un complejo de terrazas con sus compuertas va subiendo los barcos de una a otra mediante un proceso de llenado de éstas que equipara su nivel. Luego los propios navegantes mueven los barcos a mano de una a otra para comunicar entre otros los lagos Lochy, Oich y Ness. Este canal de Caledonia concluido en 1822 supuso un revulsivo de empleo y proposperidad para la zona tras las luchas jacobitas y los Clearances y hoy es una magnífica atracción para los viajeros.



En zonas como ésta las carreteras y puentes llegan a su mínima expresión y se producen situaciones realmente complejas para cruzar los caminos con los medios actuales. Es un encanto más a disfrutar de las tierras escocesas aunque haya alguna tensión puntual.
Nuestro periplo hacia Edimburgo iba a culminar con dos elementos grandiosos del paisaje escocés, atravesar el Glen Coe y cruzando el Lago Lomond disfrutar el parque nacional de la Trossachs para descubrir algún héroe escoces más.

Los parajes son díficiles de explicar y sólo su disfrute permite sentir la belleza de esta tierra tan especial.



El Glencoe se yergue majestuoso ante nuestro ojos mientras cruzamos este valle lleno de grandiosidad y de un relieve que resulta muy sugerente.

El camino continua entre valles y lagos que nos permiten relajarnos y disfrutar de la naturaleza en toda su plenitud.


En Killin, en el corazón de los Trossachs, encontramos las cascadas de Dochart que cruzan la localidad con un paisaje de gran singularidad dónde los molinos, antaño utilizados para el grano dieron un gran servicio en el despegue de la explotación textil durante la Revolución industrial.



Nuestro camino nos lleva a la pequeña aldea de Balquhidder, dónde otro gran héroe de la identidad histórica escocesa nos aguarda: es Robert MacGregor, conocido como el rojo (Rob Roy). Rob Roy fue el lider de un gran clan conocido como los "hijos de la neblina" que se enfrentó contra sus poderosos vecinos ingleses y que fue acusado de robar ganado en las Lowlands.
La novela de Walter Scott y la película que sobre él se hizo en 1995, le han hecho convertirse en un símbolo de la lucha de los más desfavorecidos por la igualdad frente a la aristocracia sea ésta del tipo que sea...
..en su lápida esta idiosincrasia se justifica con un relieve de un hombre corriente con una espada.


Y nuestra aventura antes de llegar a Edimburgo culmina al norte de Callander en el precioso lago de Lubnaig, no es tan conocido como otros pero como veis su entorno resulta espectacular y es una zona preciosa para hacer una pequeña parada o estacionar la autocaravana y disfrutar como algunos de una frío baño en sus aguas.

Esperamos que el recorrido os haya gustado y en breve abordaremos Edimburgo y otras delicias escocesas con más profundidad.
Fotos JV y Eugenia
JV

1 comentario:

Anónimo dijo...

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