miércoles, 15 de agosto de 2012

Estocolmo, una agradable sorpresa

 Cuando unos amigos nos ofrecieron viajar a Estocolmo ciertamente pensamos que no era un destino que nos hubiéramos planteado y en consecuencia la sensación fue de cierta indiferencia. Como tantas veces ocurre la primera impresión estaba claramente equivocada ya que esta ciudad nos ha fascinado por muchas cosas y ha resultado ser un regalo de luz en este verano de sombras.  
Estocolmo surgió en torno al canal de Strömmen entre el bello lago Mälaren y el mar Báltico, hoy ocupa 14 islas, cada cual más bella y donde agua, naturaleza en estado puro y elementos de gran intensidad cultural llegan a una simbiosis realmente impactante.
En esta primera imagen queremos mostraros dos elementos singulares de la ciudad, barcos vivienda que también sirven de hoteles y restaurantes y la magnífica aguja de su ayuntamiento, un edificio de inicios del siglo XX que mezcla estilos de palacios antiguos y que recuerdan en su diseño final a un palacio veneciano sobre el lago.
Es cierto que fuimos recibidos con lluvia y esta fue nuestra compañera ocasional casi cada día, pero esto no fue problema para disfrutar de barrios como el de Gamla Stan en la isla de Stadsholmen y donde primitivamente creció la ciudad. Sus calles estrechas y empinadas nos muestran ese sabor a histórico que rezuma en cada rincón de este barrio.
La Plaza de Stortorget en Gamla Stan, es el centro neurálgico de este barrio, a las casas hanseáticas que vemos debemos unir que aquí se encuentra el museo del Nobel y que no es difícil encontrar coros cantando en medio de la plaza como homenaje a la ciudad o actuaciones diversas de grupos musicales. Un rincón imprescindible.
Estas es la espléndida vista que uno tiene desde la puerta del Museo Medieval, un edificio subterráneo de gran interés didáctico y con actividades diversas para los más jóvenes que son una constante en la actividad museística de esta agradable ciudad. En frente con techo verde destaca Grand Hotel, que al menos a mi, me trajo un grato recuerdo de esa divertida e intrigante película de El Premio (1963), en la cual Paul Newman recogía el premio de Literatura y se ve inmerso en una trama de conflicto habitual de la guerra fría. Aún hoy sus habitaciones alojan a los premiados y en sus 19 salones se celebran los actos más significativos relacionados con estos premios.
Desde la esplanada del palacio real puede admirarse esta vista del ajetreo portuario y de ese entramado de islas que componen Estocolmo.
El bulevar de Strandvägen en Östermalm, muestra la avenida de la riqueza y opulencia de la ciudad donde las mansiones de los más adinerados contaban con acceso al puerto hasta los años 30 cuando I.G. Clason rediseño el paseo con estilos renacentistas francés e italiano dando lugar a edificios como los que vemos.
Las embarcaciones de todo tipo se concentran en el puerto al atarceder.
La fachada de Gamla Stan al lago Mälaren muestra edificos de factura diferenciada que dan a este lugar un sabor especial.
El Kungliga Slottet (Palacio Real) se enseñorea frente al lago desde el Logärden (terraza con alas en la cara este del mismo). El palacio actual es la culminación de un proceso constructivo en esta misma zona que comenzó en el siglo XI, con sucesivos edificios como el Tre Kronor, las tres coronas que es hoy el símbolo del país, un posterior palacio renacentista construido por la dinastía Vasa que un incendio destruyó en 1697 y por último la obra que hoy podemos contemplar que fue realizada por Nicodemus Tessin El Joven, en el siglo XVIII y que mezcla un exterior italianizante frente a un interior francés con algunos elementos puramente suecos.
El Tivoli (parque de atracciones) en la isla de Djurgarden, completa una oferta cultural en esta verde y frondosa isla donde además de liberar adrenalina podemos disfrutar del Museo Vasa (un ejemplo de la tenacidad sueca al rescatar uno de los símbolos de su dominio marítimo en el siglo XVII), el peculiar museo al aire libre de Skansen (mezcla de zoológico y museo etnográfico de la arquitectura nórdica) y por último Nordiska Museet que en un bello edificio recoge piezas singulares del devenir histórico de este país. La isla cuenta además con numerosos espacios verdes y resulta un lugar especialmente agradable, donde la síntesis agua, naturaleza y espacios culturales es muy interesante.
A unos 10 kilómetros de Estocolmo encontramos el complejo de Drottningholm, que incluye este magnífico palacio diseñado por Tessin el Viejo en el siglo XVII y que fue culminado en el siglo posterior por Tessin el Joven y otros artistas como Carl Harleman y Jean Eric Rehn. En el mismo lugar se encuentra, el único teatro en uso del siglo XVIII, con toda la escenografía y tramoya adaptada a la necesidades de aquella época y aún hoy cuenta con representaciones habituales. Estos edificios junto con sus jardines y el afamado pabellón chino conforman un conjunto único que ha sido declarado por la Unesco, patrimonio de la humanidad.

Sus jardines, praderas y cursos de agua conforman un lugar especialmente acogedor donde poder pasar un tiempo de relax y disfrute de la naturaleza.

De vuelta a la ciudad podemos disfrutar de esplendidas vistas como esta desde la colina del Skansen
o de vistas panorámicas como esta tomada desde la parte exterior del la cúpula del estadio Globen, que desde sus 130 metros de altura ofrece unas imágenes únicas de la ciudad.
Estocolmo para nosotros fue también una forma de recordar tiempos pasados y figuras relevantes de la política de los años de la guerra fría y de la expansión del socialismo por el norte de Europa, como un modelo de desarrollo social que hoy está en entredicho y quiere ser destruido en muchos países de nuestra vieja Europa. Olof Palme fue una figura clave de la consolidación del estado del bienestar en Europa y de una concepción abierta de la sociedad que acogiera a todos los grupos étnicos y culturales del mundo, su lucha por la paz y la libertad le costaron la vida y aquí hemos recogido el lugar donde fue asesinado. Conviene recordar que un primer ministro, como el lo era, iba andando por la calle como uno más sin ninguna protección, un ejemplo para nuestro políticos actuales.  
Para cerrar este primer bloque sobre esta apasionante e impactante ciudad os muestro el obelisco de cristal de Edvin Öhström, en Sergels Torg, en el centro de la ciudad y que representa la cara más moderna y avanzada de la ciudad. Uno de los símbolos de esta plaza es la Kulturhuset (Casa de la Cultura), edificio acristalado a vuestra derecha, que representa ese amor por la cultura y lo cultural que se respira en esta ciudad que como os decía al hablar de los museos se vuelcan en la educación y formación de sus jóvenes mostrando con ello que creen en su futuro y no como "otros" que denostan lo cultural y solo piensan en que lo importante es el beneficio pecuniario. Estocolmo nos ha dado esperanza en que otro modelo es posible.

Fotos JV y Eugenia
JV