domingo, 9 de septiembre de 2018

El castillo de Vlad Tepes "El empalador" y las ciudades rumanas un paseo de contrastes



Este nuevo periplo no podría comenzar sino entorno a uno de esos grandes misterios que rodean Rumanía, el castillo de Drácula, esto es, dónde hoy en día se sitúa su residencia para los curiosos que buscamos sus peripecias. Sin embargo, aunque es una de las grandes atracciones del país, no se ha podido demostrar que el famoso Vlad III de Muntenia o Vlad Tepes, pasará aquí mucho tiempo. La única noticia histórica fiable que consta es que dicho príncipe conquistó Bran en el transcurso de una disputa con los comerciantes de Brasov en 1459.
La realidad de Drácula es la novela escrita en 1897 por Bram Stoker, que tomó como base para el personaje los conocimientos de un erudito húngaro que rescató las historias de Vlad Tepes, El Empalador. La referencia más fiable de este personaje deben buscarse en Poienari, dónde se localiza su castillo y dónde realmente vivió Vlad Tepes, a 35 kilómetros de Curtea de Arges, corte histórica de Valaquia.
El castillo se sitúa sobre un alto promontorio rocoso de más de 60 mts. de altura, sabemos que funcionó como bastión defensivo y puesto de aduana entre Valaquía y Transilvania en los tiempos en que ambas regiones eran independientes. 
 Los impresionantes Montes Fâgâras dan perspectiva al castillo y son la barrera entre Brasov y Sibiu

 El emplazamiento es realmente bello y como vemos la afluencia de visitantes es espectacular


 Entorno al castillo se ha realizado un parque que incluye una sección etnográfica dónde se recrea la vida campesina de la zona con casas tradicionales de madera y otros edificios de la actividad rural.
 La subida es importante pero el lugar merece la pena con sus estelas históricas y un emplazamiento único, que observamos claramente en la foto histórica que os proponemos:


 En el interior un entramado de edificios y estancias....
 ... que fueron residencia de la Reina María y del rey Ferdinand, aquí ya el gusto decimonónico se hace fuerte.




 Un complejo sistema de estancias y torres vigías jalonan un interior cuasi laberíntico:
Aquí tenemos el punto más alto de la fortaleza: la torre vigía que vemos en la imagen
 El entorno tiene una frondosidad y una belleza importante y como vemos los Cárpatos meridionales con los Montes Fâgâras de telón de fondo componen un cuadro muy interesante.
   
 Las estancias y espacios se entre mezclan en un devenir de visitantes sin fin....


 ....nunca te encuentras sólo, es casi algo molesto pero así es el lugar

Está claro que la tradición de Vlad Tepes ha quedado en la idiosincrasia rumana, nuestro magnífico guía Adrián lo atestigua en esta foto.....
......da un poquito de miedo y te transformas en un vampiro. Mito o realidad vosotros valoraréis.
En estas imágenes observamos  la antigua frontera entre Valaquía y Transilvania con los restos del paso aduanero aún conservados y cómo se ha mantenido la zona de paso en la carretera que hoy une estas dos provincias rumanas.
Retrocedemos ahora a Brasov situada en el centro del país, en las laderas del monte Tâmpa, una depresión de los Cárpatos Meridionales. Está rodeada de montañas, en las que abundan estaciones para practicar deportes de invierno:
 Camino de Brasov, encontramos la ciudadela de Râsnov, es un lugar privilegiado para contemplar la comarca del Birsa. Fue un antiguo asentamiento dacio que, tras la conquista de estas tierras por los romanos, pasó a ser un fuerte. En el siglo XIII se construyó esta fantástica fortaleza.
 Las puertas de entrada a la ciudad y defendida por bastiones dan esa imagen de las ciudades fortificadas sajonas, que están en el origen de lo que hoy en parte es Rumanía.

Nos llamó la atención su escudo que simboliza esa idea de las ciudades comerciales regidas por los gremios. En él vemos el árbol y la corona, debemos interpretarlo  como el poder de la ciudad, que se marca en ese robusto árbol, emana de las raíces de la base social que no es el pueblo sino los comerciantes que consolidan una estructura de poder en base a esa actividad.
El centro de la ciudad lo marca la Piata Sfatului, llena de colores y delimitada por edificaciones barrocas. Destaca en primer plano el Antiguo ayuntamiento, en el centro de la plaza construido en 1420 y reformado en el siglo XVIII, fue originalmente sede del gremio de curtidores.
 Dos instantáneas de la Iglesia Negra que debe su nombre al aspecto con el que quedó tras el incendio que asoló la ciudad en abril de 1689, cuando se prohibió edificar en madera. Es el edificio más emblemático de Brasov y uno de los ejemplos más acabados de la arquitectura gótica religiosa de Europa oriental.
La estatua que precede a la entrada es del filántropo y erudito del arte Johannes Honterus, quien donó a la cuidad una de sus instituciones más destacadas, el Liceo, y trajo la imprenta junto con las ideas reformistas en 1533.


 Detrás de la Casa Negustorilor, edificio de 1539 de estilo renacentista rumano, sede de los mercaderes y comerciantes de la ciudad, vemos la Torre Blanca. Estas fachadas dan a la calle Hirscher, en la que estaban las tiendas y almacenes de la época. 

 En el interior de Brasov encontramos varias calles peatonales llenas de restaurantes y con sabor rodeadas por estas impresionantes montañas que dan cobijo a la ciudad que aún conserva restos de la antigua muralla en su zona más alta:

 Nuestro camino sigue hacia Sinaia ya en la Valaquia:
 
 Los espectaculares montes Bucegi, nos dan la bienvenida a esta ciudad que realmente es un centro de vacaciones tanto en verano como en invierno al estar a 122 kilómetros de Bucarest. 

 Sus casas de madera y su entorno privilegiado son muy agradables

 El gran atractivo de esta ciudad a nivel histórico es el castillo de Peles, construido por el rey Carol I y que nos recuerda a Suiza por sus construcciones y entorno.

 Una arquitectura muy historicista que muestra ese gusto decimonónico de la realeza frente a la arquitectura ferrovitrea que se imponía en otros lugares de Europa vinculada a una nueva realidad productiva y social.


 Mucho sabor clasicista con filigranas en madera y estucos dónde los jardines versallescos se confunden con un paisaje singular.

 Un casi recuerdo de los castillos bávaros con un entorno asimilable pero en Rumanía, bello.

Nuestro relato nos hace volver a Transilvania y llegar a Sibiu, el mejor ejemplo de ciudad de origen sajón en Transilvania. Conserva buena parte de su arquitectura medieval y gremial, tiene importantes lazos culturales con Hungría y fue Capital Cultural de Europa en 2007:
 Sibiu fue fundada en 1190 por comerciantes sajones, interesados en intermediar entre Valaquia y Transilvania, es por ello que los invasores siempre la vieron como un objetivo (en 1241 los mongoles destruyeron la primigenia ciudad) es por ello que la ciudad se haya jalonada de torres de gremios que la fortifican  hasta con cuatro anillos defensivos, como el que vemos. 
 La Piata Mare ha sido históricamente el centro de la vida pública, funcionó como mercado de trigo en el siglo XV, como espacio de encuentro y de celebraciones y también como zona de ejecuciones públicas. Está delimitada, como vemos, por edificios de variados colores y épocas y constituye una buena muestra del poderío económico alcanzado por sus comerciantes entre los siglos XVII y XVIII.
 El palacio Brukenthal, es un edificio barroco de estilo vienés, realizado por Samuel von Brukenthal que fue gobernador de Transilvania en el siglo XVIII. Este personaje que llego a ser una importante figura en la iglesia luterana consolidó una importante colección de arte, que puede verse en este museo que fue el primero que se abrió en Rumanía en 1817.
 En sus pronunciados tejados a dos aguas, que estaban ocupados por los gremios como viviendas y almacenes, aparecen estas famosas ventanas conocidos como los "ojos de Sibiu" que son esos óculos ovalados que contemplan el devenir de la ciudad.

 Estos tejados también muestran esos "clavos" que evitan la acumulación de nieve.
 Las agujas de las iglesias dan sabor a esta ciudad llena de encanto

 Esta es la plaza Mica o plaza Pequeña que en la Edad Media fue el mercado de la ciudad, su construcción debemos situarla en una horquilla entre siglo XIV y XVI. Originalmente ocupadas por artesanos que vendían sus productos en los pórticos de la planta baja. Su forma circular en las fachadas recuerdan que estuvieron asociadas a la primera y segunda muralla de la ciudad.
 El puente de hierro Podul Minciunilor que separa las dos partes de la plaza principal y que salva un profundo foso de las murallas de la ciudad, es conocido como el puente de los mentirosos, llamado así por los taimados comerciantes que se reunían aquí y por los amantes que se declaran su amor "eterno" que no siempre lo fue, hoy es zona de paso obligado y lugar muy concurrido.
 La iglesia evangélica de estilo gótico fue construida entre 1322 y 1520, sobre la iglesia románica anterior. Alberga frescos de estilo italiano del siglo XV y conserva un bello órgano. Hoy se utiliza para conciertos. La estatua hace referencia al personaje histórico que trajo la Reforma a la zona.
 La iglesia ortodoxa rumana conserva ese sabor oriental que hacen de la ciudad el bello crisol de culturas como lo es toda Rumanía:

 Impresionante decoración interior y representaciones peculiares de los evangelistas con estas formas:


Nuestro camino continua hacia Sighisoara, cuyo recinto conserva la magia de una ciudad medieval detenida en el tiempo con sus estrechas callejuelas adoquinadas (complicadas para andar) y empinadas escaleras, bellas plazas y torreones. El conjunto fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999:
El lugar dónde hoy se asienta esta impresionante ciudad fue originalmente el asentamiento dacio de Sandova y luego el campamento romano de Castrum Sex. En el siglo XIV la población apoyó a Miguel el Bravo en su conquista de la región y, desde entonces, la ciudad fue ganando en importancia estratégica y comercial, convirtiéndose en una de las ciudades más importantes de Transilvania y siendo la primera en adquirir el estatus de ciudadanía (en 1367 recibe el título de Civitas de Segusvar) y autonomía jurídica en el siglo XVI. Su impresionante torre del reloj nos muestra la grandiosidad de esta ciudad:
 
Accedemos a la ciudad por la Torre de los Sastres, una de las más importantes corporaciones de la ciudad. Es una torre muy robusta y sencilla construida en el siglo XV. Tiene dos ojos de entrada que estuvieron cubiertas por puertas de roble y enrejados de hierro.
 Sus calles están llenas de sabor y de imponentes rampas llenas de adoquines que hacen complejo el paseo.
 Está situada en un bello entorno dónde aún se conserva esta arquitectura de madera típica del entorno rural rumano.

 El símbolo de la ciudad es sin duda la Torre del Reloj, situada en la parte oriental de la fortaleza daba cobertura fortificada a la entrada principal de la ciudad y en ella se alojaba el Consejo. Se construyó en el siglo XIV. Tiene una altura de 64 mts., en su última restauración en 1894 su antigua techumbre de madera fue cubierta por tejas esmaltadas multicolores. El remate final en fecha culmina en un globo del que sale un varilla para controlar los cambios atmosféricos.

En el siglo XVII recibió este reloj que fue renovado en 1648 por Johann Kirschel, que sigue la moda de los burgos de Europa central. Tiene varias estatuas de madera de tilo de 80 cms. Los días de la semana se personifican en los dioses paganos: Diana, Marte, Mercurio, Júpiter, Venos, Saturno y el Sol. 
En la antigua casa Paulini, se encuentra hoy la casa Vlad Dracul, que se alojó aquí entre 1431-1435. Este personaje que podemos observar en la imagen inferior en un fresco, fue propietario de vastos feudos en Olt, comarca de Fagaras y de Almas. Fue coronado en 1431 en la Catedral de Nurnberg como príncipe de Valaquia, por el emperador Sigismundo de Luxemburgo, y caballero de la Orden del Dragón que luchó contra los Turcos dónde se acrecentó su fama. La leyenda dice que aquí nacería su hijo Vlad Tepes-Draculea. En fin, la historia de Drácula se mueve entre el mito y la realidad histórica de una forma simultánea.  

 Su busto preside una de las plazas más importantes de la ciudad
 Edificio del Ayuntamiento actual que guarda este escudo de Rumanía:
 que recoge en sus cuarteles los símbolos  de cada uno de los reinos de Rumanía:  Valaquia, Moldavia, Transilvania, Banato y Crişana) con cheurrón en el que figuran dos delfines símbolo de la región marítima del país (Dobruja)
 Torre de los zapateros, situada en la parte N-E de la ciudadela, se la menciona por primera vez en 1521.
 La catedral ortodoxa que se encuentra en la orilla norte del Tarnava, fue construida en el siglo XX.
 Sus calles rezuman sabor 
 En la Torre del reloj, se encuentra un interesante museo que entre otras cosas alberga esta magnífica maqueta de la ciudad de Sighisoara.
 Después de una subida interesante se puede admirar la ciudad que realmente es fantástica:

 Indicaciones curiosas que te sitúan en el espacio
 y desde dónde se puede admirar las callejuelas y el entramado de la ciudad.


En la colina, vemos la llamada escuela de la colina, a la que se accede por una escalera cubierta de madera. Aquí está el colegio rumano-alemán Josepj Haltrich que data de 1619.

 Una ciudad espléndida llena de atractivos que es un placer visitar



  Otro edificio significativo es la llamada Casa Veneciana que imita este estilo y fue construida en el siglo XVI.
Dejamos Sighisoara para conocer dos ciudades más y encaminarnos a Bucarest.
 La ciudad de Târgu Mures es una de las grandes ciudades de Transilvania revitalizada por los magiares de hecho la población magiar, integrada principalmente por campesinos székely de confesión unitarista, constituyen la mitad de la población. Los datos acrecientan esa idea de crisol cultural, artístico y religioso que es hoy Rumanía.
Citamos esta ciudad por una realidad arquitectónica que hemos visto a lo largo de Rumanía, esto es un gran número de edificios que nos recuerdan a la Secesión Vienesa y al Modernismo o Art Nouveau europeo. Este edificio construido en 1907 y que era una torre de vigilancia nos expone esta realidad, la entrada a este Palacio de la Cultura, alberga decoración de estos estilos novecentistas europeos. La Loba Capitolina no es sino un recuerdo de su pasado romano.
Sus distintas estancias albergan diferentes e interesantes museos
 Nuestra siguiente parada es Bistrita, una pequeña localidad con un curioso escudo heráldico, con una avestruz como símbolo principal.
 Coqueta iglesia evangélica.
 De hecho se considera el símbolo de la ciudad

Pero esta localidad es famosa por este hotel, construido ad hoc, desde el que sale la carreta del protagonista de la novela de Stoker.
 Bucarest fue nuestro punto de llegada y de salida de Rumanía, hemos querido dejarlo para el final. Es una ciudad con muchos contrastes y elementos diversos que intentaremos sintetizar con algunas imágenes. Aquí en la plaza de la Universidad se encuentra este curioso monumento a los caídos en la llamada revolución de 1989, músicos, intelectuales y universitarios protagonizaron el levantamiento contra Ceausescu con más de 300 civiles muertos. También aquí aparece el kilómetro cero de Rumanía, paradojas de la historia.
 Esta plaza donde hoy se encuentra el palacio de la Opera, te da la bienvenida a la ciudad

 Las cúpulas de San Nicolás, nos adentran hacia la Calle Victoria punto neuralgico de la ciudad.
 con sus antiguos trolebuses y.....
 bellas iglesias barrocas reconvertidas en bancos.
 El ambiente en el centro es realmente interesante y bullicioso lleno de cafés y restaurantes

 Algún monumento de sabor soviético para conmemorar los héroes de la Patria con un friso bajo...
 ....que recoge diferentes hitos de la historia de Rumanía.
 El edificio del Parlamento, un edificio descomunal y poco racional que aunque lleno de mármoles que costaron mucho a los rumanos, hoy casi vacío se utiliza para convenciones y bodas, en fin un despropósito.
 La catedral ortodoxa que combina edificios más clásicos con desproporcionados edificios actuales que muestra esa diversidad tan típica de esta ciudad.


 Uno de los edificios más antiguos de la ciudad  es la iglesia de la Anunciación de Curtea Veche construida en el siglo XVI.
 La posada Hanul lui Manuc del siglo XVIII y que aún hoy tiene un precioso restaurante con mucho ambiente.
 Pequeñas y curiosas tiendas llenan el centro de la ciudad y le dan un sabor muy especial.
Terminamos dónde empezamos en la Universidad de Bucarest, síntesis de esos edificios historicistas que marcan el paisaje urbano de esta ciudad.

Esperamos que os guste el paseo.
Fotos Eugenia y JV
JV