Este verano hemos dejado atrás un período muy crudo de nuestra existencia y lo hemos celebrado a lo grande en una de las ciudades que más nos gustan y donde hemos disfrutado con pasión. Aquí os proponemos unas imágenes que transmiten sensaciones de estas calles donostiarras y en posts posteriores nos pondremos algo más rigurosos o no.
Donosti, sin sus pinchos, no sería la maravillosa ciudad que es. No es menos cierto que se han subido un poquito a la parra con los precios pero que queréis que os diga siguen siendo únicos.
En la noche todo se ilumina, el Kursal te alumbra como un faro en noches mágicas que sólo los que conocen esta ciudad pueden valorar en su justa medida
La Concha nocturna es quizás más sorprendente que de día: las luces te sugieren formas que se mezclan en la arena, en una sugestión de sensaciones mirando los montes que la circundan.
Su bella catedral neogótica esta llena de sorpresas y sugerencias que aquí os proponemos:
peculiares pilas que se desenfocan a la luz de las vidrieras
que juegan con el suelo creando un mar de color.
Su antagónica iglesia guarda el bello Pantocrator y como no la Virgen del Coro, cuya imagen nos recuerda a alguien muy grande para nosotros que aún conserva un rincón en el Viejo.
Y como síntesis un vídeo de un personaje peculiar que pinta con asombrosa rapidez y calidad bellas estampas usando sólo los dedos, impresiona:
JV
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