Mikel, vuestro compañero, ha hecho una interesante interpretación del Tema 13 que entiendo os puede resultar sugestiva. Es cierto, que es su visión y su forma de entender el tema pero espero que os ayude en la forma de enfocar el estudio y la realización de resúmenes sobre los diferentes temas.
TEMA 13
Las transformaciones económicas
Hay que
enmarcarlas en un proceso de revolución industrial que convertirá a Gran
Bretaña en la potencia económica del momento. En 1830 comienza la
industrialización en España, pero no se completará hasta la década de 1960. La
lentitud de este proceso se debió a la falta de una reforma agraria que
permitiese a la agricultura conseguir el capital necesario para invertir en
industria. Se llevaron a cabo algunas medidas poco funcionales:
Se cambió
el sistema de propiedad feudal por uno capitalista, se abolieron los
mayorazgos, se acabó con los derechos jurisdiccionales de los señores y las
relaciones de vasallaje. Estas medidas fueron poco eficaces porque los
propietarios de las tierras pasaron a ser los antiguos señores, no los
campesinos, y no mejoró la producción. Además se realizaron dos
desamortizaciones, la de Mendizábal y la de Madoz. Mendizábal expropió tierras
a la Iglesia y las vendió en subasta pública, su objetivo era financiar el
ejército para luchar contra los carlistas, limitar el poder de la Iglesia,
crear una clase de propietarios liberales y posibilitar reformas agrarias. Los
resultados no fueron buenos (el Estado no se benefició debido a que se aceptó
deuda como método de pago, la producción no mejoro y los campesinos, que se
convirtieron en jornaleros, estuvieron a merced de los nuevos propietarios, lo
que empeoró su situación). Por otra parte, Madoz obligó a los ayuntamientos a
vender sus tierras de propios. El problema fue que los municipios vendieron
también tierras comunales, lo que afectó a su subsistencia. Los únicos que se
beneficiaron fue un grupo de oligarquías locales (mismas autoridades locales
que vendieron las tierras según sus intereses). El problema agrario se resume
en la falta de estimulación a los nuevos propietarios para poner las tierras en
explotación, estos prefirieron usar la numerosa mano de obra y exigir medidas
proteccionistas (aranceles altos para estimular mercado nacional).
La
industria sufrió un lento desarrollo debido al problema agrario ya mencionado,
el subdesarrollo del mercado nacional, la falta de inversiones nacionales y el
analfabetismo de la población. En Cataluña destacó la industria textil, que
había sufrido una crisis tras la guerra de independencia y se estaba
recuperando gracias a las medidas proteccionistas (era incapaz de competir con
el extranjero) y la inversión en maquinaria. También destacó la industria
siderúrgica. Ésta surgió en Andalucía en la década de los 30, pero la falta de
carbón mineral obligó a utilizar carbón vegetal, de peor calidad, lo que
encareció los precios. En los 50 comenzó a extenderse la siderurgia por
Asturias, dónde si que se utilizó carbón mineral (lo que produjo que cuando se
construyese el ferrocarril en los 60 el hierro andaluz no pudiese competir con
el asturiano). Cabe mencionar que no se pudo obtener beneficio de la minería
peninsular debido a que la explotación de ésta estaba en manos del capital
extranjero (medida que fue tomada en 1868 para acabar con la crisis de Hacienda).
El
capital extranjero fue invertido en el ferrocarril (también construid con
retraso). En 1855, los moderados establecen un sistema ferroviario radial con
Madrid en el centro (lo que desfavoreció a las zonas de la periferia). Los
progresistas promulgan la Ley General de Ferrocarriles ese mismo año y
(ignorando las medidas proteccionistas) importan el hierro necesario del
extranjero. Durante la construcción de las vías, el ferrocarril, produjo muchos
beneficios, pero a la hora de su explotación fue distinto ya que las vías se
construyeron siguiendo intereses políticos, no económicos y la economía no pudo
soportar el número de intercambios y transportes de pasajeros. Una
característica de la red ferroviaria española fue que se construyó con un ancho
de vía diferente al europeo (dificultando el comercio exterior).
Transformaciones Sociales
Este
periodo se caracteriza por el gran aumento demográfico. Éste se debió a la alta
natalidad, ya que la mortalidad siguió siendo alta (guerras, hambrunas, epidemias...).
El nivel cultural de la población era muy bajo (80% de la población era
analfabeta). La densidad de población era baja, ya que, aunque se empezó a
producir un movimiento hacia las ciudades, la población se concentraba en zonas
rurales. Los cambios económicos y políticos (abolición del régimen feudal en
favor de uno capitalista) configuraron la nueva sociedad de clases y consolidó
a la burguesía como clase dirigente. Las desigualdades ya no eran de carácter
social sino económico.
A la
cabeza de la sociedad se encontraba la antigua nobleza, que había ampliado sus
tierras con las desamortizaciones, y la burguesía que formaron una oligarquía
que monopolizó el poder político. Éste grupo tuvo el apoyo de la reina, la
Iglesia y el ejército. Este último se organizó por un sistema de quintas
(destacando las numerosas redenciones) y destacó por su intervención en
política (creándose la figura de los espadones). La Iglesia apoyó al carlismo
hasta 1840 que cambió de bando y defendió a los moderados (con la firma del
concordato consiguió financiación por parte del Estado). Esta oligarquía
representó al sector moderado, que era esencialmente conservador (soberanía
compartida, sufragio muy restringido, restricción libertad de expresión,
economía proteccionista y en contra de derechos sociales como el de asociación,
reunión o el de huelga).
También
hubo una pequeña burguesía, fue escasa y con poco peso social. Los sectores
dominantes fueron las clases populares. En el mundo rural destacan los pequeños
propietarios (con propiedades tan pequeñas que no bastaban ni para subsistir),
los arrendatarios y aparceros (cultivaban la tierra de otros a cambio de pago
en dinero o en especie) y los jornaleros (viven de los escasos salarios cuando
hay trabajo). Estos sectores vieron empeorar su situación con el cambio del
modelo feudal (pasaron a depender de que los nuevos propietarios les
contratasen o no).
En la
ciudad nace un nuevo grupo llamado el proletariado industrial que nació como
causa del desarrollo de la industria. Su situación fue pésima. Vivían en la
miseria, bajo duras condiciones laborales (trabajo de niños y mujeres, jornadas
laborales de más de 12 horas, escasos salarios, despidos ante cualquier forma
de protesta...), en barrios degradados sin servicios y en viviendas
inhabitables. Este grupo destacó en Cataluña, en la periferia de las ciudades,
en las zonas mineras y en la construcción del ferrocarril. Este grupo comenzó
revueltas, como el ludismo (destrucción de máquinas), que poco a poco fueron
evolucionando en forma de protesta más elaboradas. Su objetivo era conseguir
derechos (asociación, reunión y huelga), se agruparon en movimientos
anarquistas y socialistas. Además, con el final del Antiguo Régimen y la
abolición de los gremios como forma de producción, muchos miembros de estos
pasaron a formar parte del proletariado industrial (lo que conllevó llevar una
vida miserable o emigrar).
Por otro
lado la condición de la mujer se vio empeorada. Creció el pensamiento de que la
mujer tenía que encargarse de las tareas domésticas. Muchas mujeres trabajaron
en la industria, lo que supuso una doble jornada laboral. Además la mujer no
tuvo derecho a voto, por lo que estaban sometidas al hombre. No llego a haber
ningún movimiento que pidiese derechos para las mujeres, aunque si se pidió una
educación femenina digna.
En un
principio las clases populares y la pequeña burguesía apoyaron a el partido
progresista, que prometía reformas como la abolición del sistema de quintas,
abolición de impuestos, legislación laboral y salarial, derecho de asociación y
huelga, etc. Sin embargo, este partido, dirigido por acomodados espadones, no
tomará las medidas necesarias. Los progresistas llegan al poder a través de
pronunciamientos, en los que las clases urbanas participan con la creación de
Juntas Revolucionarias, pero tras llegar al poder los progresistas retrasan las
reformas y disuelven las Juntas.
Progresivamente
las clases populares van tomando posturas más de izquierdas y en 1849 nace el
Partido Demócrata (que defendía el sufragio universal, la soberanía nacional,
libertad de imprenta, culto y asociación) y el republicanismo (que aunque hubo
movimientos de derechas, defendió un régimen no monárquico y pedía cambios
económicos y sociales).
Las
pésimas condiciones del campesinado y las masas urbanas generaran un
sentimiento de rechazo hacia el orden burgués (lo que en Navarra y Cataluña se
tradujo en apoyo al carlismo y en Andalucía y Extremadura en bandolerismo,
agitaciones y revueltas).
Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.
Este
movimiento surge gracias a la libertad de asociación y se ve influenciado por
el marxismo (que defendía un socialismo revolucionario en el cual los obreros
toman conciencia de sus situación de explotación frente a la burguesía,
establecen una dictadura del proletariado y luego crean un Estado que controle
los medios de producción y regule las condiciones laborales) y el anarquismo (que quería deshacer el Estado,
que sostenía a la clase burguesa, y la propiedad privada).
A nivel
internacional España envió un delegado a la AIT (primera internacional), cuya
finalidad era la organización política del proletariado en Europa. La misma
internacional envió a Fanelli, con lo que las primeras tendencias anarquistas
empezaron a entrar en el país. En 1870 se celebra en Barcelona el primer
congreso obrero (FTRE). También destacó la figura de Paul Lafargue que extendió
los planteamientos marxistas por el país.
La
velocidad de este proceso dependió del grado de industrialización de los
territorios, siendo Barcelona el foco dónde se iniciaron estos
movimientos. Las clases más
desfavorecidas se fueron agrupando en el Partido Demócrata y más tarde al
republicano, participando activamente en juntas. El movimiento obrero español
se puede definir como un proceso asociacionalista en el que el proletariado
defiende sus intereses económicos.
En este
movimiento el proletariado pedirá el reconocimiento de sus organizaciones, en
1854 se realiza la primera huelga general en Barcelona. Tras varios actos de
violencia, se negoció con el Estado para intentar conseguir el derecho de
asociación, la reducción de la jornada laboral a 10 horas y la prohibición del
trabajo infantil. Con la salida de Espartero se paralizan los avances.
Todo
este movimiento generó inseguridad entre las clases altas, lo que derivará en
políticas represivas. Durante la Primera República (sobre todo con el gobierno
de Pi y Margall), se recogerán gran parte de estas peticiones en la
Constitución de 1873, aunque la deriva al conservadurismo del sistema provocará
nuevos enfrentamientos que acabaran con la derrota de los internacionalistas
por parte de Serrano en 1874.
Cabe
destacar que la mayor parte de la población no participó en la lucha política.
El voto censitario les alejó de la participación política hasta el Sexenio
Democrático. La falta de instrucción hizo que la población se acercase más al
"mesianismo anarquista" que a la formación de partidos y de
sindicatos. Las duras condiciones de vida provocaron los levantamientos de las
clases más pobres.
Transformaciones culturales
La
cultura se ve influenciada por corrientes culturales europeas, la difícil
convivencia entre tradición y progreso, el elevado analfabetismo y el escaso
interés por la cultura y la ciencia.
Entre
las corrientes de pensamiento de la época destaca el Krawisismo, que se basa en
la importancia de la razón y el deber individual, la defensa de la libertad de
conciencia, el culto a las ciencias experimentales, el liberalismo y a la
tolerancia, el optimismo frente a la naturaleza humana, el anticlericalismo y
el espiritualismo (buscar a Dios en la naturaleza). Culpa a la Iglesia por el
atraso cultural del país, y propone la incorporación de la mujer a la enseñanza
y la europeización del país (destaca la creación de La Institución Libre de
Enseñanza y la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones). También
fueron muy influyentes el positivismo (que incorporó modernos métodos de
estudio social) y el darwinismo (teorías sobre la evolución que generaron
conflictos contra la Iglesia).
En
cuanto a educación, durante el sexenio hubo una amplia libertad de cátedra,
pero con la llegada de la Restauración se estableció una amplia censura. Se
volvió a una educación tradicional (anticuada, poco crítica y en la que
intervenía la Iglesia). La enseñanza secundaria estaba reservada para las
clases más acomodadas.
Durante
este periodo destaca la importancia de la prensa, la cual fue uno de los
principales vehículos de transmisión de las corrientes europeas. Ganó mucha
importancia tras el Trienio Libera. En la década de los 30 adquiere una
dimensión nacional y a partir de 1860 se publican periódicos de información
general.
En arte
y literatura se pueden diferenciar dos periodos separados por el Sexenio
Democrático. El primero es el Romanticismo Histórico (en el que destacan
Alberto Lista y Agustín Durán), que es una tendencia tradicional y antiliberal,
y el segundo el Romanticismo Liberal, cuyos máximos representantes son Larra y
Espronceda (destacando las críticas de Larra en sus artículos periodísticos),
aunque también destacan Bécquer y Rosalía de Castro que fueron "románticos
tardíos". Durante esta época se produce la Renaixença en Cataluña.
Tras el
Romanticismo llega a España el Realismo en el que destacan grandes figuras de
la literatura española como Galdós o Clarín. Estos mismos autores se ven
influenciados por un movimiento posterior, que surge como una evolución del
realismo, el Naturalismo, en el cual destacan Emilia Pardo Bazán y Vicente
Blasco Ibáñez. Ambos movimientos se centran en la crítica de España, sobre todo
en su aspecto más rural. También es importante el Costumbrismo en el que Fernán
Caballero será una figura clave.
También
fueron muy importantes las obras de los autores de la Generación del 98 que
ante un desencanto social criticaron la sociedad con pesimismo y propusieron
cambios sustanciales.
La
arquitectura de la época mezcló elementos modernistas (ensanches) con
historicistas (neoclásico, neogótico y neomudéjar), a final de siglo destaca la
figura de Gaudí y su arquitectura modernista. La escultura prosiguió con el
neoclasicismo y la pintura fue más rica y variada (destaca una tendencia romántica
representada por Alaza y Lucas y una tendencia realista que representó escenas
de la vida cotidiana), el pintor más destacado fue Pablo Picasso. A principios
de siglo XX surgen los "istmos".
Mikel Aparicio Perugini
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