Los palistas disfrutan de estas semanas previas para entrenar.
Ésta es una villa marinera que los viajeros y turistas abarrotan en estos meses estivales para disfrutar de unas panorámicas incomparables y un buen comer como por ejemplo en el Campanu: gran referencia para degustar los pescados de la zona.
Con la iniciativa de un pintor local, un ceramista y Forges, el ayuntamiento ha llevado a cabo esta peculiar iniciativa en la cual en unos curiosos paneles a lo largo de un paseo que lleva al espigón, se puede conocer la historia de esta villa y su evolución.
Al final de este camino encontramos esta suerte de puerto natural dónde se pueden apreciar las sugerentes formas que el mar ha realizado erosionando la costa:
Aquí los pliegues y estratos nos cuentan otra historia, la geológica.
El final del camino permite disfrutar de este atardecer en el Cantábrico.
La villa es también un centro turístico de primer orden y sus playas permiten disfrutar de diferentes actividades acuáticas:
La climatología es a veces caprichosa pero el entorno es único
Desde el mirador del Fito las vistas son espectaculares pese a las brumas
Llastres se adivina en lontanaza
Estos bellos y sinuosos valles sirvieron de refugio al último hálito de decencia contra la barbarie franquista y los luchadores por la libertad tienen hoy un recuerdo pétreo en este famoso mirador.
Esta primera singladura de nuestra escapada asturiana culmina en Santiago de Gobiendes. Es un templo peculiar por que si bien se atribuye a un período de final del prerrománico entorno a finales del siglo X, sus arcos en ladrillos, sus capiteles vegetales y algunos de sus detalles constructivos nos recuerdan que los mozárabes habían huido de Córdoba y bien pudieron llevar consigo la tradición califal para la realización de sus edificios. La advocación no tiene relación con el Camino y bien pudiera explicar en parte esta línea argumentativa.
Con las vistas desde Gobiendes damos por terminado este primer paseo por la Costa Oriental
Fotos Eugenia y JV
JV
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