Pese a lo bucólico de la escena, la muerte acecha a estos jóvenes que disfrutan de la vida. El mensaje moral contra la lujuria aparece simbolizado en el perro que sostiene la joven y en los "pájaros" que definen a los hombres que los sostienen (para la lectura metaartística resulta clave el libro "El arte en la Italia del Renacimiento" de Joan Sureda, Gary M. Radke y John T. Paoletti, Ed. Akal, Madrid 2002, las páginas correspondientes a Pisa 156-159)
Para ello se han buscado esencialmente dos caminos: la vanitas: al hombre se le recordará por sus obras; grandes monumentos jalonan la historia, unidos a brillantes, eruditas o magnas biografías.
El segundo camino ha venido al responder a la cuestión ubi sunt: axiomas filosóficos y religiosos, vidas ascéticas, piadosas o eremíticas han intentado contestar a este reto tan humano. En el fresco San Macario, en el rollo que sostiene indica: “si tu espíritu se halla bien despierto, poniendo aquí tu vista atenta, vencerás la vanidad y depondrás el orgullo. Y también comprenderás esto si observas la ley que está escrita” (Vid. "El arte" ob. cit.):
A esto se contrapone una imagen de caza, ejemplo de la trivialidad vital, que se encuentra con la realidad de la muerte, con una visión cruda y directa de la misma:
Reacción ante la cruda realidad
La opción de la vida sencilla y trabajadora, la piadosa que incluye la oración como vía de salvación y la eremítica quedan claramente reflejadas en el fresco como contrapunto a la trivialidad y la vanidad. La contraposición de paisajes marca ambas alternativas, como referencia metafórica de dos realidades enfrentadas por la moral: el rocoso y austero de los hombres virtuosos, frente al exhuberante y florido de los hombres licenciosos:
Todas estas cuestiones como vemos se materializan en los fantásticos frescos del Camposanto pisano. Su cronología de mediados del siglo XIV y pese a su controvertida autoría (bien es cierto que en el propio lugar la obra se atribuye a Buffalmacco y se data entre 1336-1341), nos sitúa en un momento incierto de la historia donde la Peste Negra campaba por Europa a caballo de un cuestionamiento de las verdades absolutas con el Cisma en su momento más álgido y donde el humanismo se convierte en el vórtice del cambio con autores como Petrarca, Erasmo o Dante Alighieri.
Se trata de salvar esas almas que abandonan el cuerpo mortal con el último suspiro:
La imagen del alma como vemos es un cuerpo de niño que abandona el cuerpo. Esta idea no es poco importante ya que la corporeidad ultraterrena fue un elemento desconcertante para muchos, por ejemplo Miguel Ángel, al que su longeva vida le hizo preguntarse ¿si muero viejo y decrépito como resucitaré?. El no quería una vida eterna marcada por su vejez sino conservar los atributos físicos y mentales de su juventud y madurez.
Esas almas como vemos atacadas por el mal serán el objetivo de una gran batalla que libraran el bien y el mal para conquistar cada una de ellas:
Como vemos el mensaje no es exclusivamente religioso sino también moral desde la óptica del humanismo. Petrarca en sus "Triunfos" busca respuestas al ubi sunt:
Infeliz el que espera en lo terreno,
(pero, ¿quién no lo hace?) y si encuentra
al final engañado, lo merece.
¡Oh ciegos! ¿De qué sirve luchar tanto?
A la gran madre antigua volveréis
y vuestros nombres apenas serán nada.
Entre cuidados miles, ¿hay alguno
que vanidad no sea como todos?
Quien sepa vuestro afán, que me responda
Petrarca no hace sino ahondar en las ideas ya propuestas por Dante que en su "Divina Comedia" convierte el infernus en un lugar donde la introspección humana busca su camino y elige entre disyuntivas. Es esta curiosa representación infernal, la que siempre ha generado posturas antagónicas entre el disfrute de los vicios del inframundo o la elección contemplativa que bebe de la irracionalidad teologal que allana el tránsito hacia el intramundo de la incertidumbre espiritual. Esta iconografía adquiere en esta pintura mural una ferocidad hermosa que es un placer contemplar:
Mahoma y el antipapa Nicolás V, aparecen devorados por los demonios, el mensaje anticismático queda claro en la representación infernal, lo que nos habla de la intervención de los dominicos en el asesoramiento doctrinal que envuelve toda la obra pictórica (Vid. "El arte" ob. cit. pág158-159)
¿Será el juicio final el momento clave para delimitar cual es la mejor de las elecciones vitales?. En el representado en Pisa, se insiste en la doctrina teológica más estricta que como vemos condena el Cisma y resalta con imágenes dogmas inapelables para los católicos:
Como vemos Cristo señala su costado derecho, recordando con ello la duda de Santo Tomas y reformando la idea de la inmortalidad.
La Virgen aparece a la misma altura que Cristo en la mandorla y coronada como representación de la Iglesia institucional y única que en el momento de la realización de la obra se haya dividida por el Cisma.
Para saber más pueden consultarse los siguientes enlaces:
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Fotos JV y Eugenia
Todas las fotos son ampliables
2 comentarios:
Espectacular, tanto por las fotos como por el análisis que haces en donde se está uniendo aún lo medieval con lo prehumanista.
Si te parece bien lo pondré en los índices de gótico dentro de iconografía pues me parece un artículo que les da mil vueltas a muchos de los que puedes encontrar escritos por especialistas en arte.
Gracias maestro, ahora tengo que hacer el de Ana. Vd. puede hacer lo que quiera y vincularlo con lo suyo es un honor.
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