domingo, 31 de octubre de 2010

El Día de los Difuntos, aquí siempre fue otra cosa.

Cada año asisto con un cierto estupor a la celebración del Día de todos los Santos con la sensación de que una tradición histórica vinculada a nuestro acervo cultural se esta diluyendo. Estos días de recuerdo para aquellos que compartieron su vida con nosotros se ha convertido en una fiesta que me resulta totalmente ajena. Yo recuerdo mi infancia, la llegada a Almorox y como mi abuela nos recibía con trapos, baldes de agua, lámparas y la foto de mi abuelo para realizar la primera incursión al cementerio, visita obligada al menos en los tres días que normalmente duraban los actos de recuerdo de nuestros seres queridos. Todavía huelo los hornazos y saboreo la eclosión de azúcar de los huesos de santos. Recuerdo también las actividades relacionadas, donde el Tenorio ocupaba un lugar destacado, y que algunos de mis contemporáneos, como Vicente aún ensalzan y proponen: 
Nada tengo yo contra las calabazas, por otra parte tan nutritivas y deliciosas, sin embargo yo soy más de potaje con bacalao. No deja por todo ello de sorprenderme que determinados grupos que protestan por asuntos tan peregrinos, no recuerden, alzando la voz, una bella y emotiva tradición que hunde sus raíces en nuestra historia. Esta claro que algunas absorciones culturales no parecen tan distorsionadoras de nuestra cultura como otras. Cosas que pasan.
JV

7 comentarios:

Ana dijo...

Qué bonito recuerdo de tu infancia. La verdad es que lo de Halloween es una batalla casi perdida. Pero los cementerios se siguen llenando, lo que ocurre es que a los niños los hemos separado de la muerte. Crecen-crecemos sin ir a funerales ni tanatorios. No sé si es bueno o malo, pero sí me parece un síntoma más de la hiperprotección de la sociedad actual a la infancia. Hiperprotección hipócrita, porque sí les permite acceso a otras basuras dañinas en la tele.

Unknown dijo...

Como dices es cierto que alejamos a los niños de la única certeza que tenemos. Aunque pienso que no es bueno obviar algo que dramáticamente nos tocará vivir.

Negrevernis dijo...

De pequeña siempre íbamos al cementerio el 1 o el 2 de noviembre a cumplir con lo de visitar las tumbas familiares. Luego, siempre, invariablemente, mis tíos me obligaban a tocar una pieza de piano en recuerdo de su padre (hasta que me harté de esta tradición y no lo siento mucho).

Yo soy de buñuelos y huesos de santos, y empiezo a estar harta de tener que echar con cajas destempladas a los hijos de mis vecinos pidiendo caramelos la noche del 31. Porque mucha tradición anglosajona, pero poco nacional.

A los niños no les pasa nada por ver un cementerio, dada la violencia que vomitan cada día en la tele y los videojuegos. Así vamos, con infancia y adolescentes hiperprotegidos...

Unknown dijo...

Escuchaba hoy en las noticias que esto de la música se está poniendo muy de moda, parece que la historia vuelve.

Héctor Sebastián dijo...

Mi comentario va en otra línea... ¿Sabías que Susana (soy su hermano) desciende por familia materna de Zorrilla? Me ha parecido una curiosidad digna de comentar, ya que mencionas al Tenorio y es la primera vez que visito el blog :P

Por cierto, http://linguanauta.blogspot.com/2005/09/acerbo-acervo.html

Unknown dijo...

Gracias Hector por tú visita, si que es interesante esto que comentas, espero que la genética la acompañe. Mirare ese enlace que me propones.
Un saludo.

Héctor Sebastián dijo...

Más que una propuesta era un tirón de orejas, no me gusta hacer spam, pero ya que lo mencionas... La propuesta en todo caso, pinchando en mi nombre ;)