Os proponemos una visita fotográfica por la bella ciudad de Albi, que algunos llaman la ciudad de los ladrillos rojos. El esplendor de la villa de Albi, situada sobre un promontorio sobre el rio Tarn, se debe a que es ciudad episcopal desde el siglo IV. Su momento de mayor relevancia se sitúa en el siglo XIII, cuando la disidencia religiosa vinculada al catarismo sacude el Mediodía francés y pese a que los herejes fueron llamados albigenses, Albi permaneció fiel a la iglesia y se unió a los cruzados de Simón de Monfort.
Uno de sus encantos es el famoso Puente Viejo sobre el Tarn que data del siglo XI y que permitió la expansión de la ciudad hacia la margen derecha.
Pero una de sus joyas es sin duda la catedral de Santa Cecilia con una cronología que va del XII-XVI y donde destaca la disposición de los muros y su forma fortificada donde destaca ese ladrillo tan característico de la ciudad.
Detalle del tímpano que marca una de las entradas, fuertemente forticada, de la catedral.
Detalle de sus muros
Una de sus entradas, destaca las columnas salomónicas.
Su interior la sitúa como una obra maestra del llamado gótico meridional
La estatuaria del coro es especialmente rica por su calidad y abundancia:
Son famosas sus pinturas del juicio final que datan de finales del XV y donde se ven influencias de la pintura flamenca, con una composición en tres registros (que podéis ver si ampliáis la imagen) a los que dedicaremos un pequeño post.
La belleza del gótico flamígero que alberga su coro, esta suficientemente contrastada en estas imágenes.
Son muy destacables los frescos de la bóveda que corresponden al siglo XVI y donde sobre un fondo azul, se relatan escenas del antiguo y nuevo testamento mezcladas con bellos motivos vegetales y puttis, que destacan la influencia italiana en el conjunto catedrálicio.
Fotos @JV y Eugenia
Todas son ampliables al detalle
JV
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