sábado, 28 de agosto de 2010

Tormentas de verano: la microhistoria


Resulta cuando menos curioso ojear la prensa en verano, época supongo de lecturas para muchos, que descubren con pasión o quizás con perplejidad que existen libros realmente esplendidos que han marcado un hito de la historiografía, en este caso relacionado con la epistemología histórica. Braulio Garcia Jaén hoy, me ha recordado una de esas obras que han marcado tu devenir en ese placer que es aprender, más excitante si cabe de historia y más concretamente de corrientes historiográficas. Es decir, de cambios en la manera de abordar el estudio de esa gran amante que es Clio.
Este libro de Ginzburg marcó un antes y un después en la manera de abordar la explicación de la historia, superando las grandes corrientes vigentes hasta ese momento: neopositivismo y materialismo histórico en su versión más estructuralista. Esta obra heredera en mucho, de las propuestas de los más audaces de la escuela de Annales, proponía comprender el hecho histórico y sus avatares desde los protagonistas más relevantes del análisis de los hombres en el tiempo, los propios individuos que habían protagonizado los hechos. Era ir más allá de contar campesinos y hacerlos sujetos de los acontecimientos, se trataba de que ellos nos contarán su visión de lo ocurrido, sin la mediatización de los documentos de los vencedores, sino poniendo el acento en los reales actores de la historia.
La microhistoria es fácil de cuestionar por ser demasiado subjetiva y sujeta a visiones demasiado locales y centrada en lo factual frente a los grandes procesos, pero es muy enriquecedora desde la aportación de una visión casi periodística de la opinión de "los hombres de la calle", de los hacedores de coyunturas de los verdaderos sujetos históricos.
Es por todo ello que se trata de un libro altamente recomendable y que tuvo una gran trascendencia tanto editorial como científica que ha sido analizada con cierta profundidad, entre otros muchos artículos, por éste que os propongo de Carlos Antonio Aguirre Rojas: El Queso y los Gusanos: un modelo de Historia critica para el analisis de las culturas subalternas.
Como veis es lo que tiene el verano que de repente una referencia hace que una tormenta interior te haga recordar que pese al asueto veraniego el hormigueo historicista no cesa.

3 comentarios:

Negrevernis dijo...

Como bien dices, el verano es época de recuperar el tiempo y poder leer más y mejor (el curso no nos da mucho para esto).

Me apunto este libro que recomiendas, aunque sea para el próximo verano.

Un saludo.

Unknown dijo...

Agradezco su comentario, el otro día estuve ojeando tu blog y me apunte a Clio en Red, aunque aún no he dado los pasos que me indicaba. Este es un libro realmente esplendido que es un placer leer, en esta línea hay obras muy interesantes si tienes interes ponme un comentario con tu correo y te envío más información. Un cordial saludo.

Vicente Camarasa dijo...

Aprovechando que por una vez en la vida Ana no se me ha adelantado me pido el libro para poder leerlo, tiene muy buena pinta