Este verano el agua con su caprichosa forma de construir espacios naturales ha marcado nuestros pasos por esos caminos del saber que son las escapadas, pequeñas excursiones y los viajes. El último encuentro se ha producido en la Marina Lucense, una zona marcada por la incursión del mar tierra adentro, dando lugar a preciosas rías que marcan poblaciones como Ribadeo o Viveiro, o construyen zonas tan bellas como las que os propongo conocer: un lugar donde las pizarras y esquistos en su encuentro con el mar, diseñan grutas y espacios que por su grandiosidad y belleza han sido bien comparadas con las catedrales.
Cuando la marea baja se descubren los habitantes de esta singular playa: la lechuga de mar - alga verde que crece en los peñascos, de alto valor en vitamina C y que se utiliza para productos cosméticos por sus propiedades hidratantes, relajantes y antiestrés -que convive con la hoja de piedra, con los tomates marinos y con percebes, mejillones y otros crustáceos que nos muestran unas sinfonía de color y texturas:
Naves, galerías, arcos, portadas y naves, muestran un paisaje que invita a disfrutar de la naturaleza y a conocerla mejor para poder amarla y respetarla.
JV y Eugenia
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