domingo, 5 de julio de 2009

Changeling (El Intercambio) y The Reader, un fin de semana de cine

Me parece que este verano lo pasaremos en Madrid, cosas que pasan. Sin embargo, esto nos permitirá leer muchos libros pendientes y también disfrutar de algunas películas que no fue posible disfrutar a lo largo del curso. Este fin de semana he degustado dos que quiero compartir con vosotros, los que alguna vez os habéis acercado a este espacio que compartimos, agradeciendo esta conversación virtual que vosotros hacéis posible.
Changeling me ha gustado por razones al menos paradógicas: la primera por que consiguió cabrearme muchísimo, interioricé el problema de la Sra. Collins y recordé los motivos por los que me gustan tan poco las políticas aplicadas por USA. Se basan en una doble moral que en pro de la seguridad permiten cometer abusos inaceptables. La segunda es el tratamiento que Clint Eastwood da a sus películas. Aborda temas complejos con rigor, recuerdo que me impresionaron: Banderas de Nuestros Padres y Cartas desde Iwojima por su compromiso con la contraposición de fuentes en el análisis de los hechos históricos. Million Dollar Baby por abordar la capacidad de la superación personal, destacando la figura del que acompaña (enseña) y al ser valiente tratando un tema tan delicado como la eutanasia en plena época de Bush.
No es menos cierto que El intercambio es una película previsible, donde aparece esa autocomplacencia USA: aunque tenemos unos muy malos, somos capaces de mejorar y algún toque, en mi opinión, excesivamante sensual de Angelina Jolie cuando no venía muy a cuento. No obstante la forma de abordar el feminismo embrionario y la siempre acertada participación de John Malkovich, confieren a esta cinta una coherencia narrativa y visual muy sugerente y recomendable.
The Reader no ha sido tan sorprendente al tener mucha información positiva sobre ella. Pese a todo, siempre me pasa que cuando he leído mucho y bueno sobre una película suele defraudarme pero no ha sido el caso. La forma de tratar una de esas grandes vergüenzas de nuestra historia es tremendamente inquientante por lo que supuso para toda una generación en Alemania, donde sobrellevar esa culpa seguramente rompió muchas voluntades como la del protagonista. Sin embargo, para mi la genialidad de este trabajo reside en el tratamiento de las bajezas humanas cuyo bello antídoto se encuentra en la capacidad de aprender. Ese pozo de inmundicias puede llenarse con las palabras de esperanza que contienen esos fieles amigos que son los libros. Ellos nos pueden ayudar a ser mejores personas permitiéndonos recapacitar sobre esos momentos donde a veces la pura ignorancia nos hace tan pequeños que nos convierte en animales.
Esta película transmite mucho dolor pero también mucha fe en esa capacidad que nos diferencia del resto de los seres vivos, la posibilidad de juntar unas letras, que andando el tiempo, nos darán armas contra la peor lacra de nuestra especie: la ignorancia, que siempre es temeraria y brutal. Si acabamos con ella, seremos capaces de hacer posible que determinadas circunstancias no se vuelvan a producir.

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