Luego llegaron otras obras que diseccionan desde una mordaz y fina ironía, esa sociedad alemana que el autor quería entender para comprender por qué se llego, a esa suerte de locura colectiva que fue el III Reich. Su obra "Y no dijo ni una palabra" o la que os propongo hoy, nos habla de una sociedad rota donde una familia queda marcada sine die por una Navidad que no se pudo celebrar o donde un serial radiofónico debe modificar la palabra Dios por la de Ser Supremo que veneramos. En su obras aparecen personajes sin rumbo que encuentran su vocación como figurantes de entierros o coleccionistas de silencios. El elemento antimilitarista y prohumanizador es una constante es sus libros: "Franz, en cambio, fue soldado. Pero se le encargó la custodia de prisioneros, con lo cual también tuvo la oportunidad de hacerse antipático a sus jefes pues trataba como a personas a los rusos y a los polacos".
A Heinrich Böll, le interesaban oficios donde fuera conveniente la meditación, una obligación y el ocio, interesante profesión aunque, sin duda, escasa.
En fin este consejo vacacional me retrotrae a tiempos de literatura de compromiso, a textos que te llevan a la reflexión, no puedo decir sino gracias por hacerme recordar. Yo os recomiendo que leáis a este autor, no será divertido pero si muy clarificador.
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