Se ha convertido en un sitio mágico, donde puedes tomarte un magnífico vermut con unas ostras, degustar unos magníficos pinchos de bacalao (ajoarriero, crudo encebollado, en tortilla), unas anchoas de pecado, ese jamón tan nuestro, tus tigres, tus croquetitas. Comprar un magret que quita el sentido, unas cerezas del Jerte o para los más vaguetes como yo, esa frutita pelada picada y fresquita que sienta de coña. Para terminar tenemos un sitio donde hacen unas tartas de pecado y esos heladitos tan buenos para sofocar el calor. La pescadería tiene su punto de calidad y el pan alcanza cotas sublimes. En fin, un espacio clásico convertido en visita obligada para terminar o empezar un magnífico paseo por nuestra ciudad, donde ahora en la nueva estación de Sol, podemos observar los retos de la antigua iglesia del Buen Suceso. Vid:
Chicos como me gusta esta ciudad. Venid y disfrutar será un gran placer.
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