miércoles, 1 de julio de 2009

Un fin de fiesta muy gastronómico

Hemos terminado un curso bastante sugerente en muchos sentidos. Siempre con interesantes descubrimientos y anunciadas constataciones. Pero el balance es muy positivo en lo profesional y esperanzador en lo personal, con proyectos interesantes que espero fructifiquen en un futuro próximo. He descubierto una zona de la Comunidad de Madrid con gran potencial que intentaremos explotar.
Me gustaría destacar algunos hitos como el que se produjo ayer, en esas comidas que uno espera corrientes, pero que se convierten en un gran deleite sensorial.
Las magníficas habas salteadas de ibéricos, tuvieron cumplida replica en dos delicias: la primera con bella forma de torta de camarones y la segunda: un crujiente de morcilla leonesa difícil de olvidar.
El climax se produjo con el revelador maridaje entre un steak tartar de atún sobre un lecho de ajoblanco, convenientemente regado por un Peruco Reserva 2004 de la Vinícola de Arganda que nos elevó en lo terrenal y metafísico.
Este preciado bien de nuestra tierra el Atún de Almadraba, que los nipones degustan con pasión, está hoy de enhorabuena al aplicarse con éxito su producción en cautividad:

Será un curso inolvidable, al menos en mi imaginario, máxime cuando recuerde con quien y qué comparti, en particular ese bloque de artística ironía llena de riqueza intelectual, que obviando seguros y ácidos comentarios, estará siempre en mi corazón.

Gracias sin vosotros habría sido, pero no tan lindo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Evidentemente, la comida fue lo de menos, pues aunque exquisita, fueron mucho mejor los comensales con la uqe se compartió
Vicente